¡Acompáñame! Vamos a tocar el cielo juntos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Sus brazos, rodeándome, daban la mayor estabilidad a mi cuerpo.

Sus brazos, rodeándome, daban la mayor estabilidad a mi cuerpo, su barbilla apoyada en mi cabeza me impedía ver el gesto de su cara. Mientras se acercaba, sus suspiros chocaban en mis carrillos creando un vaho imaginario que iba debilitando e enrojeciendo mi fría piel, mientras que sus ojos, clavados en mí, cada vez más cerca, tenían como objetivo disminuir la distancia entre nuestros labios. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario